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Esta es una de las muchas recetas de mi madre, a quien le salen las croquetas como a nadie. Tienen un gusto tan exquisito y una cremosidad que no pararías de comer. Son las preferidas de mis hijas.
¿Qué le ponemos?
- 500 gr. de lenguado limpio y sin espinas
- 500 ml. de leche
- 3 cucharadas soperas de harina
- Aceite de oliva
- 1 cebolla
- Nuez moscada, pimienta blanca y sal
Para rebozar:
Harina, 2 huevos, harina de galleta y aceite de oliva
¿Cómo lo hacemos?
- Es mejor que el lenguado sea fresco, las croquetas ganan en sabor. Pediremos en la pescadería que nos lo dejen sin espinas, tendremos menos trabajo.
- Lo lavaremos, lo cortaremos en trozos y lo pondremos a hervir con la leche y un poco de sal. No más de 2 minutos. Colaremos la leche y reservaremos el lenguado y también la leche.
- En una sartén pondremos un buen chorro de aceite de oliva y rallaremos la cebolla. Dejaremos que se haga a fuego lento. Una vez hecha, añadiremos la harina y la dejaremos cocinar. Acto seguido iremos añadiendo la leche que teníamos reservada y con unas varillas iremos ligando. Salpimentaremos y añadiremos también una pizca de nuez moscada.
- Una vez tengamos la bechamel, incorporaremos el lenguado y lo cocinaremos hasta que nos quede una masa bien fina y homogénea. Dejaremos enfriar en la nevera hasta el día siguiente.
- Al tener la masa fría trabajaremos mejor las croquetas. Con dos cucharas daremos forma a cada croqueta, la pasaremos por harina, luego por huevo y finalmente por el pan rallado.
- Las freiremos en abundante aceite de oliva, bien caliente, y dejaremos que escurran el exceso de aceite colocándolas sobre papel de cocina.
- Si no queremos hacerlas todas las podemos congelar sin problemas.
- Veréis lo deliciosas que son.